-¿Estás
bien? – volvió a preguntar Harry. Estaba claro que no lo estaba, nadie en su
sano juicio podría estarlo después de descubrir todo lo que había descubierto
en un solo día pero aun así tenía la necesidad de preguntárselo, al menos para
saber si no se había quedado muda del shock.
-No lo
sé – contestó al fin -. No sé cómo debería sentirme ahora mismo.
-¿Y
cómo te sientes? – preguntó él y se movió hacia una esquina de la cama para
dejarle hueco a ella. Aeryn nada más vio que podía sentarse se sentó,
dubitativa de cuanto más iban a poder mantenerla en pie sus piernas.
-No
siento nada. Me refiero a que… ni siquiera recordaba a aquel hombre, no sé por
qué pero no consigo recordarlo. Siento lástima porque ya jamás podré conocerlo.
¿No es trágico? No recordar a tu padre y no poder volver a conocerlo.
-Sí que
puedes.
-Obviamente
no.
-Obviamente
él ya no podrá contarte nada, ni decirte las cosas que un padre está obligado a
decir a su hija pero yo podría ayudarte. Ya sabes, podría intentar crear la
imagen que guardo yo de él en ti, o incluso ayudar a recrear la que en el fondo
sabemos que tú tienes.
Aeryn
se quedó mirando al chico con determinación. Harry no había vuelto a alzar la
mirada desde que le había preguntado cómo estaba, cómo si le diera miedo
mirarla y ver a Rosaline y no a ella. O verla a ella en vez de a Rosaline.
Aeryn se encontró preguntándose a sí misma cuál de las dos opciones tenía más
sentido, si es que alguna lo tenía. ¿Qué era más traumático? ¿Ver a tu supuesta
amiga muerta en la cara de tu amiga o ver a tu amiga en la cara de tu supuesta
amiga muerta?
-Harry
mírame – Éste alzó la mirada ante su petición -. Lo siento – Y esa vez fue ella
quien bajó la mirada.
-¿Por
qué lo sientes?
-Por
irme sin avisarte, por haberte hecho creer que me habías perdido, por no
acordarme de ti cuando tú no te olvidabas de mí. Por todo el daño que te he
podido causar te pido perdón.
-Ni se
te ocurra pedirme perdón. No voy a mentirte diciendo que no lo pasé mal, éramos
muy pequeños y tú lo eras todo para mí, al igual que yo lo era para ti – sonrió
con tristeza ante el recuerdo de lo que habían sido dos niños inseparables -.
En todo caso te doy las gracias porque hiciste los primeros años de mi vida los
mejores, te lo juro. Y cuando te fuiste, me enfadé muchísimo, pero no contigo
porque en el fondo sabía que no había sido tu culpa no decirme nada.
>>Todas
las cosas que pasaron Aeryn, desde que Rose y yo nos conocimos, hasta que te
encontré a ti, a Rose de nuevo, todo ello me han hecho la persona que soy.
Sobre todo los malos momentos. Esos me han ayudado a apreciar los buenos
momentos, como el estar contigo aquí ahora mismo.
-Eres
imbécil – bromeó ella al no saber realmente qué decir ante tales palabras.
-No es
nada que no me hayas dicho antes – bromeó Harry y apoyó su mano más cercana en
el muslo de ella. Nada más hacerlo Aeryn se dio cuenta de lo que un simple
tacto de él le causaba, hacía que se pusiera nerviosa, tensa y a la vez
estuviera relajada, como si fuera la pieza que le faltaba para poder al fin
descansar y es que, aunque ella no lo recordara así, Harry y ella siempre
habían sido la pieza que faltaba del otro, como si hubieran sido diseñados para
encajar juntos. Le costó reaccionar pero cuando lo hizo apoyó su cabeza en el
hombro de él y aspiró aquel aroma tan familiar de Harry.
-Cuéntame
todo lo que he olvidado. Cuéntame quiénes eran Rose y Hazza.
-¿Y tu
padre?
-Podré
conocerlo algún día, pero ahora quiero conocer al niño de diez años que jamás
se dio por vencido, que jamás se rindió en mí.
-Empezaré
diciendo que amabas a ese niño – empezó chistoso Harry.
-No lo
pongo en duda – rió Aeryn.
-Y ese
niño te amaba a ti más que a otra cosa en el mundo. Eran inseparables hasta
llegar al punto de ser preocupante. No aguantaban estar un día alejados el uno
del otro.
-Harry.
-¿Qué?
-No
hables en tercera persona – pidió ella y él entendió lo que quería. Quería
encontrar sus recuerdos de una manera cercana y para ello no le servía que la
historia pareciera la de dos completos desconocidos.
-Nos
conocimos aquí, en Lynn. Realmente no sé de dónde erais vosotros o si erais de
aquí. Yo solo sabía que los días que veníamos mi familia y yo, que por aquel
entonces era frecuentemente, eran los mejores. Aún no habríamos llegado pero
daba igual, a mitad de camino yo ya estaba dando la lata con que quería verte y
diciéndoles que condujeran más rápido. Me acuerdo que todos se reían de ello.
Decían que éramos como dos gotas de agua, que no importaba que estuviéramos
lejos o que no nos viéramos porque siempre acabaríamos por juntarnos de nuevo.
Hasta después de tu desaparición seguían diciéndolo, a pesar de todo el dolor
que me causaba el pensar que tendría que estar lejos de ti para volver a
encontrarte.
Aeryn
se quedó callada mientras Harry le contaba el verdadero principio de ellos dos,
sorprendida de nuevo con la facilidad y la sinceridad con la que Harry hablaba
de todo. Se movió de sitio, tumbándose en la cama de lado para dejarle sitio a
Harry y que él hiciera lo mismo, lo cual hizo. Se quedaron mirándose a los
ojos, tan cerca el uno del otro que sus piernas estaban constantemente en
contacto y sus caras a centímetros de distancia. Cuando hablaba, Aeryn podía
notar el aliento fresco de Harry mezclarse con el aire que respiraba.
-Había
días en los que te invitaba a venir a mi casa o tú me invitabas a mí y nos
quedábamos dormidos juntos. Nos turnábamos para contarnos cuentos. Tú siempre
decías que cuando fuera a tu casa serías tú la que contarás los cuentos para
que yo me durmiera como una buena anfitriona y que yo tenía que hacer lo mismo
cuando tú te quedabas en mi casa.
-¿Cómo
es que nos dejaban dormir tanto el uno con el otro?
-Eso es
lo más divertido, no lo hacían. Solíamos quedar todos en el parque pero luego
tú y yo nos escapábamos y aparecíamos los dos juntos en casa de alguno de los
dos.
-¿¡Qué!?
¿Y no se asustaban?
-No, al
contrario, nos dejaban. Sabían que estando juntos nos cuidaríamos el uno al
otro. Además tú eras una miedica y siempre andabas con cuidado de no ir muy
lejos o con precaución.
-¡Eso
no es cierto!
-Eso tú
no lo sabes – le rebatió él a lo que ella le sacó la lengua en un intento de
verse molesta – pero es cierto. No confiabas en nadie. Es más, desconfiabas de
todos.
-En ti confiaba.
-Sí, eso es cierto – sonrió al recordarlo -.
No sé por qué lo hacías pero me acuerdo que siempre que te pasaba algo venías
donde mí. Daba igual cuanto tiempo tuvieras que esperar para verme y poder
contarme lo que querías decirme, que esperabas.
>> Solías decirme que conmigo eras
completamente tú ¿sabes? Que solo conmigo te sentías segura.
-Sigue siendo así – admitió Aeryn. No sabía a
quién se le estaba haciendo más difícil aquel momento si a ella por no
recordarlos o a él por tener que revivirlos. Vio la tristeza en la expresión de
Harry y supo que a ambos se les estaba haciendo duro, aunque necesario. Se
acercó más a él y pasó uno de sus brazos por su estómago, abrazándolo, mientras
descansaba su cabeza en el pecho de él.
-Sí que sigue siendo así. No has cambiado
nada Aeryn. Siempre que me veías triste o dormíamos juntos te ponías así, como
si así pudieras protegerme de cualquier cosa, como si rodeándome con tus brazos
fueras a hacer que todo volviera a estar bien. Eso era lo que más me gustaba de
ti. Te daba igual lo que podría pasarte a ti si a los que querías no les pasaba
nada.
Aeryn se sonrojó sin quererlo. Aquel hombre
al que abrazaba sabía más de ella de lo que cualquier otra persona jamás supo.
Extrañamente no se sentía nada incómoda con aquel pensamiento, aunque sabía de
sobra que si no llegaba a ser Harry, sí que se hubiera sentido incómoda.
-Cuéntame los cortes en el árbol.
-“Rosse y Hazza” – citó Harry, como si
estuviera leyéndolo, como si aquel garabato hecho por unos críos fuera la
imagen más clara y vívida que guardaba -. Fue uno de los últimos días en los
que te vi. Íbamos corriendo por el parque, como de costumbre, y decidimos
meternos por ahí. Al principio no estabas muy segura de querer entrar pero te
convencí, te dije que yo estaría ahí para ayudarte.
>>Me diste la mano y nos adentramos
juntos por el bosque, no había nadie aunque tampoco era de extrañar. Te
quedabas mirando cada detalle de cada hoja de cada árbol. Mirabas cómo la luz
del sol se colaba de entre las hojas, seguramente intentando recordar todo lo
que pudieras para pintarlo después.
>>Después de un rato andando te paraste
enfrente de aquel árbol pero a éste te acercaste y lo tocaste. Dijiste que ese
era especial pues a su alrededor solo había un árbol, los demás se alejaban un
poco de él. Yo al principio no lo entendía, no entendía por qué ese era
especial y luego te explicaste: Somos nosotros dos Harry, siempre juntos, jamás
hemos necesitado a nadie más.
>>Entonces entendí lo que habías visto,
lo que aquello representaba así que me agaché y lo marqué. Marqué aquel árbol
como símbolo de lo que nosotros representábamos.
-Nuestra relación tal y como la describes
parece… parece tan… tan… - no encontraba la palabra exacta con la que definir
aquello.
-¿Intensa? – intentó terminar él y ella asintió -. Que conste que también había
momentos en los que parecíamos niños pequeños.
-¿Sí? No me lo creo.
-Créetelo. Por ejemplo jugábamos al
pilla-pilla.
-¡No me lo puedo creer! - rió ella.
-Sí, y también nos molestábamos el uno al
otro haciéndonos cosquillas.
-¿Cosquillas? Yo no tengo cosquillas.
-No es que no las tengas, es que no sabes
donde las tienes.
-¿Acaso tú sí?
-Por supuesto.
-Demuéstralo.
-¿Segura?
-Segurísima.
-De acuerdo, pero cierra los ojos, así te
impresionarás más cuando no puedas parar de reír.
Ella obedeció y cerró los ojos. Notó cómo el
peso de la cama cambiaba cuando se movió y esperó impaciente a la vez que
nerviosa a que las manos de Harry se posaran en sus costados para hacerle
cosquillas. En cambio, se sorprendió al notar una ligera presión en la parte
alta de la rodilla, algo más tirando hacia el muslo. Saltó y se tensó a
momento, junto con una risa involuntaria que se le escapó. Abrió los ojos para
encontrar a Harry con una sonrisa maliciosa, claramente orgulloso de sus actos.
-Si quieres sé más sitios – le guiñó el ojo
provocativamente. Aeryn se movió en la cama y se tumbó apoyando toda su espalda
en el pequeño colchón que había.
-Ilústrame.
-¿Segura? Sé que tienes cosquillas por aquí –
pasó con suavidad y lentitud su dedo índice por el lateral del cuello de Aeryn.
La piel de ella reaccionó al instante y se puso de gallina. No pudo evitar
pensar en el beso que compartieron el pasado día y aquella misma mañana y las
ganas que tenía de volver a besarlo. Besar a su Harry, a su pieza perdida, a su
gota de agua.
-Interesante sitio para tener cosquillas –
susurró Aeryn, su voz algo más grave de lo normal lo que produjo en Harry la
necesidad tragar, ansiando lo mismo que ella.
-Muy interesante.
-Visto que me has encontrado cosquillas cuando
yo no sabía que las tenía señor Styles, le reto a que me las vuelva a
encontrar.
-¿Así de fácil? – Aeryn negó con la cabeza.
-No puedes usar las manos.
Harry abrió sus ojos de asombro ante tal
provocador reto. Sabía lo que le estaba pidiendo y jamás se imaginó ni a una
Rose adolescente ni a Aeryn diciendo algo así.
-¿Aceptas? – preguntó aún más provocadora y
notó el asombro que le estaba causando. Perdida por el sentimiento que la
atravesaba en aquel momento Aeryn agarró a Harry del cuello de la camisa y lo
empujó hacia ella con cuidado de darle tiempo a colocarse y no caerse encima de
ella. Se colocó a un lado de ella y cuando sus caras estaban casi por rozarse
añadió -. Sabes muchas cosas de mí Harry, pero no las sabes todas.
Y aquellas palabras dichas de aquel modo tan
seductor, en aquel instante, fueron suficientes para hacer que las ansias de
cumplir su reto crecieran considerablemente.
Acercó sus labios a los de ella y cuando ella
creía que se rozarían se apartó juguetonamente y le besó la mandíbula, descendiendo
por ésta hasta llegar a su cuello del cual, supuestamente, tenía que conseguir
sacar cosquillas. Supuestamente porque ninguno de los dos se acordaba ya del
reto, aunque no hubieran pasado ni dos minutos.
Aeryn no aguantaba el ansia que se le había formado
al poder besar sus labios y tirándole de
sus rizos, acercó sus labios a los de él uniéndolos en un beso algo más salvaje
que los anteriores. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Aeryn al escuchar cómo
Harry gemía y empezaba a acariciar su muslo izquierdo. Por parte de Harry,
nunca parecía ser suficiente. Juntaba sus labios con los de ella en todo
momento, se separaba de ella solo cuando su respiración se lo pedía y por el
tiempo justo para volver a juntarlos.
Había otra sensación, después de todo lo que
habían descubierto y desvelado aquella mañana que los hacía estar más juntos de
lo que habían estado antes. Los hacía necesitarse más que antes, necesitarse
como se necesitaban de pequeños solo que de una manera más adulta. Las palabras
que habían dicho se juntaban con el anhelo, con las infancias rotas, con sus
recuerdos. Todo se juntaba con aquellas emociones desordenadas que reinaban en
el aire de aquella pequeña cabina en la que intentaban hacerse hueco.
Como dicho, Harry buscó su hueco, su manera
de estar más cerca de ella, su manera de intentar conseguir esa sensación de
plenitud que había perdido cuando ella se fue de su vida. Con su tacto
intentaba recuperarla, memorizar cada detalle que podía con el miedo de volver
a perderla y ella, ella intentaba con su tacto conocer a Harry, a su Harry,
recuperar los recuerdos perdidos que estaban guardados, escritos con permanente
dentro de sus pieles.
Presionó hacia fuera el muslo de Aeryn al
notar que ella empezaba a tirar de su
camiseta hacia ella en un intento de acercarlo más y se colocó encima de ella
entre sus piernas recién abiertas. Esta vez, aunque el instinto natural de
Aeryn hubiera sido sonrojarse, siguió el juego que habían empezado, se dejó
guiar por un instinto mucho más primitivo y poderoso, el deseo. Tiró de la
camiseta de Harry hacia arriba, con la sola intención de dejar su torso al
descubierto, pero lo que empezó ella lo terminó el tirando su camiseta al suelo
y empujándose a sí mismo más hacia ella. Aeryn notó el mismo deseo que ella
tenía bajo su piel ardiente en él y gimió de placer, involuntariamente, al
tacto de Harry tan cerca de ella, de sus zonas más sensibles juntándose presos
bajo sus pantalones.
Acercó sus labios a su cuello y presionó en
éste, creando una pequeña hilera de besos de bebé y mordidas. Una vez cerca de
su clavícula lamió todo el recorrido que había trazado anteriormente y acabó mordiéndole
el lóbulo a lo que él se tensó y exhaló con fuerza, echando todo el aire que
había estado reteniendo sin querer desde que ella movió sus labios. Aeryn,
perdida por la sensación que Harry le producía, atacó nuevamente sus labios y
arqueó su espalda, juntando así tanto la parte alta de su tronco, el pecho,
como la parte baja a la de él.
-Tú lo que quieres es matarme – susurró Harry
con los ojos cerrados, deseo impreso en cada palabra que decía.
-No te creerías todo lo que te quiero hacer –
dijo ella sin controlar realmente lo que decía, dejándose cegar por el momento.
Harry volvió a besarla, pero más calmado, cambiando
el sentimiento de lujuria por uno mucho más poderoso. La besó de la manera que
se besan los ángeles o mejor, la besó como si ella fuera un ángel, su ángel.
-Prométeme que no te irás, no otra vez. No
podría soportarlo – rogó él.
-Prométeme que no dejarás que me vaya.
-Te lo prometo – dijeron al unísono y
volvieron a besarse. Beso que selló una promesa que ninguno de los dos sabía si
sería capaz de mantener.
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Bueno, no ha pasado mucho tiempo, no ha comentado básicamente nadie (Lloro) pero he escrito y como no ´se cuándo podré volver a hacerlo, aquí tenéis. Por favor or voy a pedir que comentéis en este, porque aunque esté escrito algo sin más, me parece que es muy bonito y muy intenso, y sin tener ciertos comentarios, no subiré. Avisadas estáis jajajaja
Preguntas
-¿Qué os ha parecido el cap? Si os ha gustado, ¿qué es lo que más os ha gustado? ¿Qué parte?
-¿Qué sensación os ha creado al leerlo? Si es que os ha creado algo, cómo os habéis sentido, no sé jajajaja
-¿Qué pensáis de Harry y Aeryn? ¿De su relación? (tanto la de ahora como la de la infancia)
-¿De Harry? A mí es que me mata ajajajaja
-¿De su historia? Lo que le ha contado Harry vaya.
-¿Del momento cachondi que comparten? ¿Os parece bien por ahora? Jaajajajaja
-¿Qué queréis aparte de más magreos?
-¿Cómo escribo?
Y realmente es que no se me ocurren preguntas.
Gracias por todo, me alegran el día vuestros comentarios.