Harry se puso rojo de furia al descubrir
de dónde provenía el tono violáceo de la mejilla de Aeryn. Ella intentó
explicarle el pequeño problema que tenía su madre con el control de su fuerza
pero eso solo sirvió para enfadar aún más a Harry, el cual alegó que sabiendo
de su enfermedad con más cuidado debería hacer lo que hace. Sus palabras
exactas fueron “¡Si tiene un puto problema del control de la fuerza, que no la
utilice! ¿¡Acaso es gilipollas!? ¡Yo puedo tener un problema o una adicción
con… yo que sé, las armas pero justo por ese motivo tengo más cuidado en el
momento de usarlas, no voy por ahí pegando tiros!“ Aún así, Aeryn consiguió que
se relajara y aún más importante, que se fuera antes de que volvieran sus
padres. El chico se negaba rotundamente a dejarla ahí sola pero acabó cediendo
al escucharla decir que prefería no tener la otra mejilla a juego. Se preocupó,
eso sí, pero se marchó, que era lo importante.
Antes de que sus padres volvieran, Aeryn
cogió de la despensa algunos cereales, chocolates, galletas y demás para poder
evitar lo máximo posible tener que bajar a ver a sus padres. Estuvo un rato
metida en twitter divagando por la página, leyendo tweets de completos
desconocidos sobre su vida normal, rutinaria; leyendo cómo la gente se quejaba
de su monótona vida y de sus padres, los cuales no les comprendían. Antes de
irse a dormir escribió ella misma un par de tweets:
“Mientras que alguna gente se queja
de su monótona vida "sin sentido alguno" porque son adolescentes y
tienen que ir al instituto *que rollazo*
yo ruego por favor, a quién haya destrozado mi vida dándole un giro de 180º,
que me devuelva la vida que me había sido otorgada.
Ahora
pienso las veces que soñé con que todo fuera diferente, con que mi vida fuera
algo más marchosa, por así decirlo. Creerme cuando os digo que ojalá no hubiera
cambiado. Me gustaría seguir siendo la misma que antes, despertarme todos los
días con un horario estricto impuesto por esta sociedad opresora.
No sabéis
la suerte que tenéis, ni sabéis lo que vuestros tan ansiados deseos pueden
llegar a traeros, por eso, por favor, pensar mejor las cosas antes de decirlas.”
Lo
escribió rápido, sin pensar realmente lo que escribía. Obviando todas las
tediosas horas en las que su profesor de lengua insistía en organizar lo
escrito. Se sorprendió al ver que le habían contestado.
Harry:
“Maldecirás
el día en que tu vida dio un giro de 180º. Llámame egoísta si así lo sientes,
pero no hay cosa de la que más me alegre ahora que puedo estar contigo.”
Sonrió a la pantalla sin ni siquiera darse
cuenta, sonrisa que le duró bien poco al
ver que no solo le había llegado la respuesta de Harry, sino un mensaje
directo de Thomas.
“Harry no es quién tú crees. Pregúntale de
verdad por qué se interesó en ti el día de la fiesta.”
Se enfadó. Algo en su interior despertó con
ganas de pegar a Thomas, ¿cómo se atrevía a decir eso ahora? ¿Él? Dejó de
seguirle en twitter, hasta lo bloqueó pensando que igual así la dejaría en paz.
Llegaron sus padres y todo seguía igual. No
había bajado ni pensaba bajar a verles, simplemente se quedaba en su cuarto
escuchando el susurro de sus voces. Sabía que estarían hablando de ella, no
había que ser un genio para saber eso, pero sí que había que serlo para saber
qué decían, o mejor dicho, lo que querían decir.
Se tumbó en su cama con un libro en su
regazo, cerrado. Miraba al techo de su habitación sintiéndose extremadamente
vacía. Arriba, decorando el blanco y frío techo se encontraban las fotos que
más le gustaban a Aeryn, las fotos que mostraban la felicidad de una niña que
ahora se encontraba rumbo a la locura. Había de todo, fotos de cuando era una
niña, jugando en el parque, cuando creció un poco y conoció a Thomas, fotos de
su primer día de instituto… fotos que mostraban una sonrisa perdida en los
recuerdos.
Se levantó. No podía soportar la mirada de
aquella chica que parecía burlarse de ella, aquella chica de pelo oscuro y tez blanca,
aquella chica de sonrisa blanca que parecía gritarle “Fracasada” cada vez que
la miraba. Con los pies hundidos en el colchón de su cama intentó despegar
todas aquellas fotos que se pasó días intentando colocar en su sitio. Las cogía
y las tiraba al suelo sintiendo, cada vez que una de ellas tocaba el suelo, que
su corazón se liberaba de una pesada carga. Notaba las lágrimas bajar por su
cara, dificultándole la visión. Solo le quedaban un par de fotos y todo habría
acabado. Saltó a por las últimas y al coger la última notó que su pie se
colocaba en el borde de la cama y sin poder evitarlo cayó al suelo, aún
sujetando la última foto, creando un fuerte sonido al chocar contra el suelo. Notaba
el dolor y el frío que el suelo le proporcionaba. Las lágrimas se convirtieron
en llantos y pensó que era verdad lo que antes había mencionado: las fotos que
mostraban la felicidad de una niña que ahora se encontraba rumbo a la locura.
¿Se estaba volviendo loca?
Sus padres escucharon el golpe y los llantos,
incluso hicieron un ademán de subir y saber de ella, saber qué le pasaba como
siempre habían hecho pero sabían desde hacía unos días que ya no podrían volver
a hacer lo que habían estado haciendo desde siempre, sabían que pasaba algo y
lo peor de todo era que aunque no lo quisieran admitir, sabían perfectamente
qué era lo que pasaba.
Se quedó en el suelo, sintiéndose impotente
hasta que sus llantos se convirtieron en pequeños sollozos y su respiración
entrecortada volvía, con dificultad, a la normalidad. Aún así se quedó tumbada
dónde se había caído sintiendo aquel frío que emana el suelo negro de su
habitación, la única sensación que se le hacía familiar en aquellos momentos.
Perdida de nuevo en sus pequeños sollozos y
pensamientos, volvió la frase de Thomas a su cabeza “Harry no es quién tú
crees. Pregúntale de verdad por qué se interesó en ti el día de la fiesta.”
Se levantó, sintiendo cómo al estirarse su
costado derecho intentaba romperse creando un dolor excesivo pero aguantó y
volvió dónde el ordenador. Se sentó y desbloqueó a Thomas, y lo volvió a seguir
para así poder contestar su mensaje directo, odio resaltado en cada una de sus
palabras.
“Tú qué cojones sabrás quién es Harry.”
Para su sorpresa, la respuesta no tardó más
de dos minutos.
“Estoy seguro que lo sé mejor que tú.”
“Me da la sensación de que todo el mundo sabe
más que yo.”
“¿También él?”
No. Harry solo sabía lo que ella le decía,
¿verdad? Aunque pensándolo mejor… él sabía algo de la foto que ella había
encontrado, algo que aún no le había dicho, algo que quizás ni siquiera lograba
recordar.
“¿Qué sabes tú?
“Más de lo que podrías llegar a imaginar.”
“Soy muy creativa, ponme a prueba.”
“Ya te están poniendo a prueba Aeryn, estás
dentro.”
“¿Dentro de qué?”
“ Suerte, la necesitarás.”
Esperaba una respuesta que le brindara más información,
alguna pista, algo, pero no, en vez de eso solo consiguió enfadarse más con
Thomas el cual estaba claro que sabía más de lo que decía. Aquella noche en el
club, tenía que descubrir con quién hablaba y aunque intentó no pensar en ello,
también tendría que descubrir por qué Harry se interesó justo ese día, el día
que empezó su malestar.
¿Acaso Harry era como un ángel que llegaba
justo en el momento necesario? No, eso era imposible. ¿Y si fuera el causante
de todo aquello?
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Bueno chicas, voy a subir, aunque no haya habiado apenas 5 comentarios... TT
¿Qué os ha parecido?
Contestar:
-¿Qué sabe Thomas?
-¿Qué saben los padres de Aeyn?
-¿Qué hará Aeryn?
-¿Quién es Harry en realidad? ¿Por qué él? ¿Por qué ahora? ¿Cuánto sabe él de todo esto?
-¿Qué pasará?
-Respuesta sorpresa que no tenga que ver con mis preguntas para hacerme happy?
Bueno, quería daros las gracias a las que seguís leyendo, las que me apoyáis por este camino y por todo lo que hacéis por mí, de verdad, GRACIAS.
Y como no... ¡FELIZ AÑO NUEVO!