Después
de aquel momento que a Aeryn le pareció exageradamente corto intentaron planear
cómo hacer que sus padres la dejaran marchar en navidades, época familiar.
Aunque claro, ella llevaba ya unos cuantos años sin pasarlos en familia. No
recordaba haber pasado ningunas navidades en familia, todo recuerdo había
desaparecido.
-¿Cómo
puedo hacer que lo hagan?
-Olvida.
-¿Perdona?
-Olvida
todo lo que has descubierto. ¿Somos adolescentes no? Di que las hormonas te han
jugado una mala pasada, que estás perdida y que no sabes qué te está pasando.
Compórtate como si no supieras nada.
-No
puedes estar hablando enserio.
-Jamás
he hablado más serio.
-No
puedo hacerlo Harry – lloriqueó ella.
-¿Quieres
terminar con esto? – Aeryn asintió -. Entonces tendrás que hacerlo.
No
había podido dormir. En su mente seguía pensando en lo que tendría que hacer y
todo lo que podría salir mal y seguramente fuera a salir mal. ¿Cómo iban a
dejarla ir en navidades? ¿¡Con Harry!? Si le odian. Aunque claro, ella va con
“Gemma”.
Se
movía de un lado a otro en su cama, pensativa y angustiada, planeadora y
asustadiza. Idealizaba escenas en las que sus padres siempre le decían que no.
En una de ellas su padre la llamaba loca y le decía que era la decepción más
grande que tenía, en otra, era su madre la que actuaba pero no con palabras
precisamente. Se retorció. Solo conseguía pensar escenarios negativos en los
que siempre acababa dañada hasta que de pronto otro pensamiento entró en su
cabeza, quizá siendo aún más dañino que los anteriores. Su cabeza recreó a la
perfección la escena en la que Harry la acorralaba en la pared y se acercaba a
ella para hacerla callar, pero lo modificaba un poco. En vez de hablar… digamos
que se le era imposible pensar en una conversación en aquella escena con Harry.
Se pegó
en la cabeza. Era una pequeña inocente ilusionada que soñaba despierta con los
labios de Harry. Pero eso era imposible. Harry jamás sentiría nada por ella y
lo que era aún más importante, ella no sentía nada por él.
Su
despertador volvió a sonar a la hora prevista. Lista para apagarlo y seguir
durmiendo recordó la conversación que tuvo con Harry, tenía que hacer como si
no pasara nada. Pues la verdad sí que pasaba y en ese preciso momento aún más,
le pasaba que tenía que ir a correr y no le apetecía en absoluto.
Se
levanto con pesar de la cama y se vistió con su ropa de deporte. Ya era
invierno y su camiseta de tirantes había sido sustituida por una camiseta
térmica y sus medias cortas por medias de corredor largas. Sus zapatillas
azules seguían siendo las mismas. Salió
de su cuarto en silencio para no despertar a sus padres, cogió un vaso de agua,
bebió y después salió a la calle enfrentándose a la fría mañana que Boston le
ofrecía, casi como queriendo reírse de ella.
Cerró
los ojos, respiró con fuerza y de pronto se encontraba rumbo a ninguna parte en
particular. Su mente, la cual por algún castigo divino no podía parar de
pensar, le estaba jugando una mala pasada. Empezó a analizar cómo haría todo,
paso a paso. ¿Cuál era la debilidad de sus padres? La de su madre, verla mal a
ella, siempre que Aeryn se encontraba mal o estaba triste, su madre lo pasaba
mal. Perfecto porque, ¿cuál era la de su padre? No, no era ella misma, era su
madre, Margarett. Era un círculo vicioso, si ella se encontraba mal, su madre
se encontraría mal y por consiguiente, su padre. Así que ahora mismo su mejor
arma era ella misma.
De
vuelta a casa empezó a pensar a razón por la que “estaría mal” sin ser la razón
aparente, que era la que intentaba ocultar. Odiaban a Harry ¿no? Pues ya tenía
una buena baza en su mano, aunque odiarían aún más a Harry.
Llegó
al portal de su casa y paró. Era el momento. Aprovechó su exagerado
conocimiento de fisuras, torceduras y derivados por sus clases de anatomía avanzada
y se preparó. Esperaba ser mejor actriz de lo que imaginaba, aunque lo de
ocultar sus sentimientos normalmente, si así lo quería, se le daba muy bien. Dejó sus ojos secándose demasiado tiempo, no cerrándolos
para parpadear, y empezó a llorar. Perfecto. Entró en casa.
Lo
primero que vio Aeryn fue el salón y luego las escaleras. Cojeó hasta ellas sin
hacer caso a sus padres, que preocupados miraban cómo su hija lloraba y
caminaba con dificultad. Siguió obviando las miradas que le dirigían hasta que
al final, hacía la cuarta escalera, su madre no pudo resistirse más.
-Mi
vida, ¿qué te ha pasado?
-No me
pasa nada, jamás me pasa nada, nunca debió de pasarme nada – dijo sonando todo
lo dura que podía aunque dejando notar en su voz el dolor tras aquellas
palabras.
-Aeryn,
pequeña…
-¡Ya no
soy tan pequeña mamá! – su madre se sorprendió al escuchar que volvía a
llamarla así -. ¡Ya no soy pequeña y lo odio! – se derrumbó contra las
escaleras, sabiendo que su madre subía por ellas y que su padre, aún inmóvil,
veía la escena desde la silla de la cocina. Margarett se agachó a la altura de
su hija y apoyó sus manos en sus rodillas.
-¿Qué
te pasa Aeryn?
-¡No lo
sé! ¡Lo odio! ¡Estoy cansada! – lloró con más fuerza, dejándose llevar por sus
sentimientos, los cuales en aquel momento no mentían -. Lo odio mamá, solo
quiero volver a ser pequeña, a reírme sin motivo, a divertirme con un globo en
un parque y ahora ni siquiera puedo andar bien. No puedo volver atrás mamá, no
quiero crecer, quiero seguir siendo feliz.
-Mi
amor… - Aeryn notó cómo su madre luchaba contra las lágrimas, reteniéndolas -.
Ven, voy a ayudarte y me cuentas que te ha pasado ¿si? – la abrazó – Tranquila Aeryn,
mi chiquitina…
Y por
extraño que se había convertido su relación con su madre, fue como hacer lo
imposible, se dejó llevar atrás en el tiempo, dejó su odio hacia ella a un lado
y se dejó mecer bajo sus brazos. A la de un rato su madre hizo ademán de
levantarse y después la ayudó a ella. Aeryn sin olvidarse de que estaba
lesionada, siguió con la actuación y aceptó la ayuda que le ofrecían. Margarett
la ayudó a sentarse en la cama y cogió, con sumo cuidado, el “lesionado” pie de
ella. Le quitó, también con un cuidado excesivo, la zapatilla del pie y empezó
a apretar por diferentes sitios para saber qué tenía mal. Cuando su madre
apretó en el hueso del tobillo, debajo de éste, Aeryn dio un vuelco
intencionado.
-Uff…
¿puedo preguntar qué te ha pasado?
-Ya lo
has hecho – Aeryn miraba por la ventana, sin mirar a su madre, intentando
aparentar que estaba pérdida en sus pensamientos, lo cual tampoco era del todo
mentira -. Estaba corriendo, como siempre, cuando de pronto un adolescente en
bici se ha acercado a mí, como si fuera a atropellarme, para darme un susto.
Estaba tan perdida pensando en… pensando en… - volvió a llorar – que no me he
dado cuenta hasta el último momento y entonces me he apartado con rapidez y me
he caído.
Su
madre se quedó callada, analizando las palabras. Después se levantó de la cama
y fue hacia el cuarto de baño, de donde trajo una pomada y unas vendas. Empezó
a ponérselo con cuidado y Aeryn trató de tensarse cada vez que la venda tocaba
la zona afectada. Esperaba con ansia lo que sabía que su madre se moría por
preguntar.
-¿En
qué estabas pensando?
Aeryn
cogió aire con fuerza.
-En que
soy tonta mamá. Jamás me dijiste lo difícil que era ser adolescente, jamás me
advertiste mamá – volvió a llorar con fuerza, desahogándose -. Y ahora sé lo
que es crecer y no me gusta, no me gusta cómo he tenido que aprender a ser
mayor. No me gusta lo ilusa que he sido. No me gusta cómo por tan poco he
fastidiado tanto y no me gusta saber que voy a tener que vivir con eso toda la
vida. No me gusta.
-Mi
amor… tú no eres tonta – se acercó, se sentó a su lado y la rodeó con su brazo
mientras una lágrima conseguía escaparse de sus ojos -. ¿Qué es lo que en
verdad te ha pasado? ¿Cómo…? ¿A qué te refieres con que has tenido que aprender
a ser mayor?
-Me
odiarás. Me odiarás más de lo que ya he hecho que me odies.
-Yo
jamás podría odiarte. Eres mi pequeñita, mi vida, mi sol.
-La he
fastidiado mamá. Tanto contigo, como con papá, como con Thomas. La he
fastidiado. La he fastidiado por nada.
-Explícate
pequeña e intentaré ayudarte.
-Te vas
a reír de mí.
-Eso
nunca es malo, mientras tú también te rías conmigo.
-Harry.
-¿Harry?
¿El chico que estuvo en casa?
-Sí… Me…
me enamoré mamá. Jamás me había pasado, jamás me había gustado nadie y luego
apareció él con su perfecta sonrisa, sus hoyuelos, sus rizos rebeldes y sus
palabras de sonidos melódicos pero faltos de sentimiento y… caí. Empecé a
alejarme de todo el mundo, Thomas se enfadó conmigo, yo me enfadé con él y el
mundo entero que me rodeaba. Empecé a alejarme de vosotros y a acercarme más a
él sin saber que él solo lo hacía por divertirse y yo fui tan tonta de no darme
cuenta mamá. Fui tan tonta… creía que todo lo que había hecho tenía su lógica,
una justificación y no la tiene y he hecho que todo el mundo se enfade conmigo –
esta vez fue ella la abrazó a su madre.
-¿Te ha
hecho hacer algo que tú no querías?
-No. No
le he dejado, yo no quería – sus lágrimas se habían convertido en llantos. Se
le hizo raro ver lo bien que le salía todo -. No quiero estar aquí mamá, mis
amigos me odian y sé que él está por aquí cerca. No quiero estar aquí, ando un
paso y me duele, no por el pie, sino porque todo me recuerda a él.
-¿Y a
dónde quieres ir?
-Lejos.
-Cariño,
tu padre y yo ahora mismo no podemos irnos.
-¿Y en
navidades?
-Seguimos
trabajando, estamos llenos.
-Pero…
da igual. Os esperaré en casa.
-¿Qué
ibas a decir?
-Una
amiga me invitó a mí y a unas chicas de su clase a su pueblo pero no espero que
me dejéis ir.
-¿Quién
es tu amiga? ¿Cuál es su pueblo?
-Se
llama Gemma, es algo mayor, de un par de cursos más pero siempre me llevé bien
con ella y su pueblo… sé que me lo dijo pero no me acuerdo bien… ¿podría ser
Winchester?
-Hablaré
con tu padre. Igualmente él y yo apenas podremos estar en casa y si realmente
te está pasando eso… o mi amor… cómo no me di cuenta… -Le dio un beso en la
cabeza -. Soy la peor madre del mundo.
-No,
eres lo contrario, eres la mejor. No sé cómo puedes seguir hablándome.
-Porque
te quiero.
Su
madre se levantó y la dejó en la cama, sabía que hoy le dejaría quedarse en
casa, siempre que estaba medianamente mal se quedaba. También sabía que ahora
mismo tenía una buena baza para que la dejasen y no podía desperdiciarla así
que aunque sus palabras le causaran acidez en la garganta, tomó todas sus
fuerzas y dijo:
-Yo
también te quiero mamá.
-------------
Sé que no es mucho, pero tenía que pasar. Siento haber tardado, mi vida es un desastre ahora mismo, creerme, ha sido el peor comienzo de año de todos los tiempos.
En fin, que no os quiero aburrir.
-¿Qué os ha parecido?
-¿Qué pensáis sobre Areyn? ¿Sobre lo que ha hecho¿ ¿Hubierais sido vosotras capaces? ¿Se os habría ocurrido?
-¿Creéis que la van a dejar ir?
-¿Qué es lo que más os ha gustado, si es que os ha gustado algo, de este capítulo?
-¿Qué creéis que va a pasar ahora?
-¿Todo lo que ha dicho Aeryn sobre sus sentimientos y Harry... era mentira?
AHORA SÍ QUE SÍ, EL PRÓXIMO CAPÍTULO, (voy a adelantar algo la historia, espero que no os importe, lo veréis próximamente) SI CAE EL QUE YO CREO QUE VA A CAER, OS ENCANTARÁ. Aunque... no sé cuándo podré subirlo, porque dentro de poco empiezo exámenes YUJJUUUUUU
OS QUIERO PRECIOSAS.